Finaliza la tercera edición del Campus de Arqueología de Tijarafe |
Única iniciativa de este tipo que sobrevive en Canarias y que se dirige específicamente a no profesionales de la Arqueología.
Hace ya unos días concluyó en La Palma el Tercer Campus de Arqueología de Tijarafe, una iniciativa de divulgación un tanto especial que organiza el Ayuntamiento de Tijarafe y la empresa Cultania. Cuenta, además, con la colaboración y financiación de la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, así como de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de La Palma.
El Campus, que este año se celebró entre el 22 de julio y el 3 de agosto, tiene por objeto acercar el mundo de la Arqueología y el estudio del pasado aborigen benahoarita a un perfil muy amplio de interesados y aficionados, haciéndoles partícipes de todas las labores que implica la metodología de campo arqueológica y, sobre todo, con la intención de crear ciudadanos más conscientes con la protección del Patrimonio arqueológico. Paralelamente a la 8ª Campaña técnica que sufraga también la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, los participantes han conocido de primera mano las labores que implica la Prospección Arqueológica como metodología para identificar yacimientos en el territorio. Como se detalla en la página web del proyecto se trata de una experiencia que pretende, no solo fomentar el estudio y conocimiento de la arqueología de La Palma, sino también concienciar a la sociedad palmera y canaria de la necesidad de proteger y divulgar el patrimonio arqueológico, con espíritu científico y responsabilidad ciudadana.
Los participantes, con su base de operaciones en el albergue de El Pinar, han colaborado durante dos semanas con el equipo técnico dirigido por los arqueólogos Francisco Pérez Caamaño, Javier Soler Segura y Agnès Louart en las diferentes labores de prospección. Recorriendo los lomos de La Castellana, de Cabezola o Las Ánimas, o bien por los barrancos del Mocán, El Jesús y Los Gomeros han podido identificar en el terreno las distintas tipologías de yacimientos asociados a la ocupación benahoarita; observar las características de cada uno de esos enclaves y cómo se asocian entre sí en el territorio; advertir las diferencias existentes en su registro arqueológico y en la manera en que aparece en superficie; así como conocer el protocolo para inventariar los yacimientos atendiendo tanto a su localización precisa como a su descripción pormenorizada y registro fotográfico. Con ello han obtenido la experiencia necesaria para comprender no sólo qué es un yacimiento arqueológico sino, sobre todo, entender la forma correcta de comportarse dentro de un enclave patrimonial de esas características.
En las zonas estudiadas, relativamente abruptas, con accesos complicados y la presencia de una densa vegetación que obliga a dar numerosos rodeos, este año ha sido posible identificar una treintena de yacimientos que confirman la alta densidad de ocupación aborigen de esta parte del municipio. Estos se suman al centenar de enclaves ya registrados en trabajos anteriores y que incluyen cuevas de hábitat, sepulcrales, manifestaciones rupestres y conjuntos de cabañas en superficie que reproducen similares patrones de distribución. Esto se viene constatando en las diferentes campañas de prospección del Proyecto Occidente, programa de investigación en el que se enmarca el Campus y que, incluso, ya ha publicado una monografía donde ofrece los resultados de las primeras campañas de excavación (en descarga gratuita en su web). Como ocurre en la zona central de estudio del proyecto, el Barranco de los Gomeros, se ha comprobado como las cuencas de pequeño y mediano tamaño que se suceden entre los grandes barrancos de la vertiente oeste de La Palma se encuentran densamente ocupadas, conformando amplias unidades domésticas que explotan económicamente el territorio y se apropian simbólicamente del paisaje.
Esta formación práctica se ha complementado con diferentes salidas a enclaves arqueológicos de La Palma (en la que no ha faltado una ruta nocturna donde contemplar grabados rupestres a la luz de la luna), visitas a instituciones museísticas y, sobre todo, con una serie de charlas temáticas impartidas por diferentes especialistas. A la larga lista de investigadores que han pasado ya por el Campus, este año se han sumado el botánico Arnoldo Santos Guerra y los doctores en Arqueología Pedro Javier Sosa Alonso e Irma Mora Aguiar, quienes disertaron sobre diferentes aspectos del pasado aborigen de las Islas Canarias y del cercano continente africano.
El Campus, que se ha visto afectado en los últimos años por una pandemia mundial, una erupción volcánica e, incluso, un incendio que afectó a parte del municipio, ha vuelto a retomar las actividades gracias al apoyo del Ayuntamiento de Tijarafe y del resto de administraciones públicas canarias. Por desgracia para la Arqueología de las Islas, los obstáculos han sido insalvables para el resto de iniciativas similares que venían desarrollándose con anterioridad en Canarias (por ejemplo, la Cueva Pintada en Gran Canaria, la Cueva de Villaverde en Fuerteventura o Buenavista del Norte en Tenerife). El Campus de Tijarafe se queda, esperemos que no por mucho tiempo, como la única propuesta arqueológica orientada al público general. Algo que no se relaciona con el gran interés que tiene la ciudadanía por nuestro patrimonio arqueológico, sino con la dificultad económica, organizativa y material que supone un proyecto de estas características.
Tras el éxito de este año, ya está asegurada la financiación para la siguiente convocatoria, la cual cubre íntegramente el alojamiento, la manutención, los materiales y el desplazamiento interno a lo largo de las dos semanas de duración. Aunque el número de participantes deba ser pequeño, pues el nivel de especialización es tan alto que no pueden superarse las diez personas por convocatoria, la intensidad del trabajo y las vivencias compartidas lo convierten en una experiencia inolvidable para sus participantes.
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